Es inevitable dar una breve reseña, tradicional, de su trayectoria. Pero que será breve, y por eso injusta, porque quiero contar otras cosas, más personales, ya que su legado podemos encontrarlo en todo lo que nos dejó escrito.
Pepe era licenciado en Filosofía por la Universidad del Salvador (Buenos Aires, Argentina) y doctor en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (París, Francia). Fue vicerrector académico de la Universidad Católica del Uruguay, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y director de diversos institutos de la misma universidad. Fue director de la Maestría en Desarrollo Local y del Programa de Desarrollo y Gestión Local del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH). Dictó cursos en universidades de diversos países, en instituciones vinculadas con el desarrollo local y los gobiernos locales, siendo un referente fundamental para el enfoque del desarrollo local en Latinoamérica y el mundo. Su libro de mediados de los noventa, editado por la Universidad Católica y el CLAEH, El desarrollo local, un desafío contemporáneo, es un clásico para quienes investigamos y trabajamos en desarrollo local. Junto a Javier Marsiglia publicó otro nuevo clásico en 2017, editado por CLAEH, La escena territorial del desarrollo: actores, relatos y políticas. Su obra fue muy prolífica e incluyó aportaciones fundamentales también en el campo del estudio de las organizaciones humanas y la teoría social. Actualmente desempeñaba el cargo de presidente de la Corte Electoral y había sido nombrado profesor emérito de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica del Uruguay.
Pero quiero contar algo desde lo personal, que puede ilustrar cómo era Pepe. Yo me fui a Madrid en 2003 a estudiar en el marco de un programa de posgrado internacional en Integración Regional, con financiación de la Unión Europea, pero crucé caminos con el profesor Antonio Vázquez Barquero (otro referente del desarrollo local) y terminé haciendo un Doctorado en Desarrollo Económico con una tesis doctoral en desarrollo económico local. Fue así que en Madrid empecé a estudiar sobre el desarrollo local y fue allí donde conocí la aportación de Pepe a ese mundo.
Antonio, gran amigo de Pepe, me conminó a aprender de Pepe. Es así que en uno de mis viajes visité a Pepe en su despacho de la Universidad Católica en Montevideo. La generosidad de Pepe era propia de los que saben que saben (no necesitan demostrarlo) y quieren seguir aprendiendo. Por el año 2006, me encontré junto a él y otros y otras colegas en la organización de un seminario internacional sobre desarrollo local en Montevideo, con apoyo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en el marco de la Red de Desarrollo Territorial para América Latina y el Caribe (red DETE ALC), que aún integro. Comencé por ese entonces, mientras trabajaba en mi tesis doctoral en Montevideo, a investigar en desarrollo económico local en la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Udelar, en el IECON de Joaquín Requena. Pepe siempre fue un referente, pero no desde el pedestal, sino dispuesto a la charla y el debate, y a abrir juego con sus redes y contactos internacionales.
Una anécdota divertida es que cada vez que coincidíamos los tres, Pepe, Antonio y yo, asistía a una rutina que ya era clásica, de pelea simulada sobre quién había escrito el primer artículo sobre “desarrollo local”, dando lugar al enfoque conceptual y teórico que sería usado en las siguientes décadas. Después de varias argumentaciones, siempre venía la resolución salomónica, según ellos, Antonio había escrito el primer artículo en español y Pepe el primero en francés.
En 2012, junto con Altaïr Magri, querida amiga, ganamos un llamado del Espacio Interdisciplinario y creamos el Núcleo Interdisciplinario de Estudios de Desarrollo Local (NIEDT), junto con colegas del Departamento de Geografía de la Facultad de Ciencias, de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración. El Núcleo sigue vigente después de más de diez años, pero en sus inicios tuvo que construir una base común de entendimiento en clave de interdisciplina sobre qué entendíamos por desarrollo territorial. En estos años iniciales recurrimos a varios expertos para el debate interno y para la consolidación del espacio en la arena pública. Pepe nos dio una mano importante y desinteresada cuando lo convocamos. Luego se fueron dando una multiplicidad de situaciones en las que Pepe participó, con el interés vocacional que tenía en estos temas, sus temas, para apoyar a la construcción de masa crítica y agenda en el plano nacional e internacional.
En efecto, a lo largo de los años, contamos con su presencia para actividades y seminarios en el ámbito del NIEDT, del Posgrado Economía y Gestión para la Inclusión (que tiene un eje en el desarrollo territorial), así como en actividades relacionadas con la investigación en desarrollo territorial realizadas en el IECON.
Debo agregar que tuve el honor de comentar en dos ocasiones su libro en coautoría con Javier Marsiglia, así como compartir mesas de trabajo en el marco de la red DETE ALC y en diversos seminarios y actividades en los temas del desarrollo y el territorio. También tuve el placer de decir que era mi amigo cuando en el exterior me preguntaban por el profesor José Arocena.
En fin. Somos muchos los que tenemos gratitud eterna contigo, por abrir el camino y generosamente irnos pasando el testigo. Muchas gracias, Pepe.