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Perspectiva

Los desafíos para entender el desarrollo territorial en un proceso de construcción interdisciplinar

En el grupo de investigación comparten espacio las disciplinas de economía, geografía, arquitectura, ciencia política, comunicación, sociología y trabajo social, teniendo un concepto en común: que el territorio es a la vez objeto y sujeto de estudio. Es objeto de estudio, de análisis y de intervención pero, a la vez, es sujeto de transformación y actor comprometido en los propios procesos que se pretenden analizar. Muy frecuentemente el territorio es objeto de aplicación de políticas sectoriales de nivel nacional donde la planificación generalmente no conlleva la particularidad del territorio, no es factor fundamental la construcción social que lo caracteriza. En nuestro país por su naturaleza unitaria (tres poderes con jurisdicción nacional) y centralizada (planificación estatal de políticas sectoriales sobre economía y bienestar social) existe un grado de generalidad al que escapan aspectos esenciales que convierten al territorio en sujeto de observación: la cultura (lo simbólico que define a esa escala en tanto costumbres, valores, identidad, formas de comunicación entre actores), la estructura social (formas de dominación no formal), lo político (estructura político partidaria y político institucional) como forma de gobernabilidad (capacidades del correspondiente nivel de gobierno para cumplir sus funciones) y de gobernanza (organización del relacionamiento con la sociedad), así como la distribución geo-política del territorio (como fue en el caso de la descentralización local la configuración de municipios que no consideraron muchos de los factores antes mencionados).

Como partimos de la base de que las disciplinas construyen la interdisciplina, las dimensiones involucradas pueden ser miradas como variables independientes o dependientes según la óptica disciplinar que predomine, constituyendo miradas que integradas y en conjunto compondrán la visión global del territorio como construcción social.

Acercando visiones sobre un mismo objeto: la mirada interdisciplinar del territorio

El territorio como construcción social por excelencia asume por lo menos una doble perspectiva de análisis. El debate puede darse desde la siguiente disyuntiva: por un lado, se puede abordar el  estudio con la metodología de la transversalización del objeto, en nuestro caso el territorio, tomando puntos problema donde necesariamente coinciden diagnósticos, respuestas y propuestas que tienen la capacidad de construir una mirada integral e integradora del problema concreto que puede presentarse como sectorial o territorial, lo cual implica que se avance en la acumulación disciplinar, pero no garantiza que se establezca una respuesta comprehensiva interdisciplinaria. La transversalidad supone compartir espacios de coincidencia de intereses en determinadas problemáticas pero no hay certeza de la conformación de nichos de investigación donde las múltiples miradas disciplinares puedan tender a construir un marco colectivo de producción, avanzando en el tema y su contexto o por el contrario diluir el proceso de contextualización.

Por otro lado, hay un desafío más grande que implica modificar en algo la construcción teórica y metodológica: la visión interdisciplinar implica la generación de un lenguaje compartido, donde la construcción de preguntas y los objetivos va más allá de la propia especificidad de cada investigador, permitiendo observar al objeto desde varias perspectivas, e integrarlo simultáneamente en distintos contextos, generando una incursión colectiva en un campo complejo y difícil pero más rico que el especialmente disciplinar.

El territorio y el desarrollo territorial vistos desde la interdisciplinariedad

El territorio se entiende, en primer lugar, como apropiación del espacio que genera un recorte geográfico particular: territorio administrativo, territorio político-institucional, territorio comunidad, territorio económico, territorio geográfico y territorio como hábitat.

Para el proceso investigativo y a los efectos de definir teórica y metodológicamente el objeto, decimos que el territorio, para abandonar el estadio pasivo de ser objeto de políticas y transformarse en sujeto de su propio desarrollo económico y social, debe ser observado como un sistema de actores que intercambian intereses propios y colectivos en sistemas de incentivos que provienen de distintas escalas de organización política, económica y social. Sobre esta hipótesis de trabajo, la teoría y metodología de sistemas aporta un marco plausible de análisis, porque se considera la acción de un conjunto de subsistemas con capacidad de reproducir las actividades específicas y del conjunto del sistema, y estos subsistemas se relacionan entre sí para el intercambio de recursos con mayor o menor grado de dependencia según los roles, las capacidades y las relaciones intrínsecas de poder.

Desde este grupo de trabajo, entendemos el desarrollo territorial como un proceso a ser analizado desde una visión interdisciplinaria con las siguientes características:

  • Mirada integral: dimensiones y problemáticas sociales, económicas, ambientales, políticas y culturales.
  • Visión de proceso multiactoral, interinstitucional y participativo.
  • Objetivo último: desarrollo integral y sostenible, mejora de la calidad de vida de toda la población (inclusión)

En función de todo lo anterior podemos definir al desarrollo territorial del siguiente modo:

El desarrollo territorial es un proceso orientado –y por lo tanto un proyecto- con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la comunidad que habita un territorio específico. Mejorar la calidad de vida, como actividad liberadora, incluye la cobertura de necesidades básicas, el aumento de capacidades endógenas y la creación de valor en el territorio. Este proceso involucra transformaciones estructurales en las dimensiones política, económica, social, cultural y ambiental, pero estas transformaciones, sus características y grado, dependen del territorio específico a considerar. Esto supone un profundo reconocimiento de las diferencias y de los múltiples modos de desarrollo y, por lo tanto, un abordaje ético. Un proceso de desarrollo territorial es sustentable, equitativo e instituyente en todas las dimensiones mencionadas.  Involucra, a su vez, el control democrático de los recursos y su gestión (recursos en sentido amplio, considerando recursos naturales, económicos, financieros, humanos, culturales e institucionales). Considera al conflicto como parte de cualquier proceso humano y logra gestionarlo. Incorpora innovación pero recuperando tradiciones. (Definición del Núcleo Interdisciplinario de Estudios del Desarrollo Territorial de UdelaR).

Es fundamental comprender el significado de la conjunción conceptual de territorio y desarrollo que ocupa gran espacio en la discusión académica y en las agendas de los gobiernos, organizaciones internacionales de cooperación y organizaciones sociales. Por estas cualidades que los definen, tienen además enunciaciones polivalentes según el enfoque con el cual se analicen, constituyendo un glosario de significados que complejiza su análisis, siendo a veces definidos conjuntamente en las legislaciones y en las prácticas gubernamentales.

[ver documento de trabajo nº 1 completo]

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