Nota del Semanario Búsqueda

 

El desarrollo productivo por regiones continúa como en los noventa salvo en departamentos del litoral, donde desmejoró

Semanario Búsqueda:  Nº1933 – 31 DE AGOSTO AL 06 DE SEPTIEMBRE DE 2017
A pesar del crecimiento económico ininterrumpido desde hace casi 15 años y de haber aplicado políticas con una dimensión territorial, el desarrollo productivo regional del país es en términos relativos “similar” al que tenía entre los años noventa y en 2002. Incluso, habría desmejorado en el litoral y adquirido rasgos estructurales en el noreste.

Eso advierten Adrián Rodríguez Miranda, Pablo Galaso, Sebastián Goinheix y Camilo Martínez en el estudio Especializaciones productivas y desarrollo económico regional en Uruguay, publicado este mes por el Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República.

Los autores hacen una caracterización de los departamentos y de acuerdo a su desarrollo económico relativo sugieren políticas para regiones del país, más allá de la escala local. Consideran que es preciso dar un “salto de calidad” en la planificación e instrumentación de políticas productivas que potencien el desarrollo regional y consideran que el Sistema Nacional de Transformación Productiva y Competitividad surge como un marco “muy favorable” para ello.

Una “suerte de L”

En Uruguay, por cada 1.000 habitantes hay 52 empresas formales, dos de gran tamaño, analizaron los investigadores a partir del registro de firmas del Instituto Nacional de Estadística de 2014, que en total contabilizó 170.000 unidades productivas.

Por departamento, la distribución de empresas muestra grandes “desequilibrios”: en Montevideo está la mitad (50,8%), mientras que Canelones, Maldonado, Colonia y San José concentran otro 25% del total.

Por otro lado, Montevideo, Maldonado, Río Negro, Colonia y Flores presentan un desarrollo económico “alto”, a la vez que es “medio-alto” el de Rocha, Florida, Soriano y San José, según la investigación académica. Paysandú, Treinta y Tres, Durazno y Canelones figuran con un nivel de desarrollo “medio-bajo”, mientras que es “bajo” en el caso de Salto, Tacuarembó, Rivera, Artigas y Cerro Largo.

Esas calificaciones consideran el Producto Bruto Interno local en relación con el promedio nacional; la cantidad de empresas por cada 1.000 habitantes, y un indicador de desarrollo del entorno, que conjuga las dimensiones de ingreso promedio per cápita, la vulnerabilidad socioeconómica y el nivel del capital humano.

De esa forma, los departamentos con mayor desarrollo configuran en el mapa de Uruguay una “suerte de L”. El dibujo es “similar” al que había presentado Rodríguez Miranda en un estudio —publicado en 2006— que abarcó la década de los noventa y hasta 2002. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que en términos relativos el diagnóstico “empeora” al haberse deteriorado la situación de Paysandú y Salto (con lo que la “L” es más corta en su eje vertical).

Además, en la comparación la región noreste del país permanece como la de menor desarrollo relativo, “por lo que parece ser un rasgo estructural” ya que “persiste aún después de algo más de una década de crecimiento económico”, apuntan los autores.

“Salto de calidad”

Luego de más de 10 años de políticas que se han “aproximado a la promoción de las actividades productivas con atención a la dimensión territorial”, Uruguay acumuló “suficiente experiencia para dar un salto de calidad”, sostienen. Y afirman que el Sistema Nacional de Transformación Productiva y Competitividad ofrece un marco “muy favorable” para ello, porque es una “muestra de madurez importante” en la generación de políticas. Los autores identifican ese marco legal, institucionalizado en 2016, como “una gran oportunidad” para que entre sus objetivos puedan desplegarse las “políticas adecuadas” que promuevan un orden productivo que “genere desarrollo local y regional” en el país. Dicho sistema está integrado por un gabinete ministerial vinculado a la productividad y competitividad, además de distintas agencias, institutos y otros organismos conexos al tema.

Para orientar su diseño los investigadores enumeran algunas acciones y aspectos a considerar.

Para Montevideo, Canelones, parte de San José y de Colonia, plantean que se justifica “promover modelos asociativos” (conglomerados, alianzas entre empresas, consorcios, iniciativas cluster) o apoyar la conformación de distritos productivos.

Para la región económica del este, indican que se debería trabajar en función de los desarrollos productivos que se generan en Maldonado, pero con empresas y actividades localizadas en los territorios circundantes. “En vez de exportar capital humano, desarrollar actividad en el propio territorio y no perder capacidades para el futuro”, apuntan.

Consideran que se deberían coordinar estrategias y políticas que superen las divisiones político-administrativas de los departamentos, con incentivos y definiciones que provengan de un nivel de gobierno nacional.

Para Colonia, San José, Soriano y Flores, y una parte de Florida y Durazno, creen conveniente promover cadenas agroindustriales “con una lógica regional” a través de instrumentos que “trasvasen” los límites departamentales. También sugieren que se “potencien” los servicios auxiliares, de logística, insumos e industrias secundarias que requieran las cadenas.

Y para el noreste y centro (Artigas, Rivera, Tacuarembó, Cerro Largo y Treinta y Tres), que presentan bajos indicadores de desarrollo económico, advierten que “no es recomendable” —si bien podría haber excepciones justificables— que se promuevan iniciativas muy intensivas en capital social o que requieran un mínimo de tejido empresarial más o menos dinámico.

Para estos casos recomiendan focalizar recursos en aumentar las capacidades y “hacer un trabajo casi artesanal” en el sentido de “tejer relaciones entre algunas pocas empresas que tengan atributos favorables y permitan esperar en tener éxito”. Y sugieren articular empresas locales con circuitos de mercado que tengan inserción competitiva, lo que se puede lograr, por ejemplo, desarrollando proveedores de insumos o servicios a emprendimientos de mayor porte, incluso de otras regiones del país. Igualmente, señalan que no hay que esperar “grandes resultados” en este aspecto.

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Documento «Especializaciones productivas y desarrollo económico regional en Uruguay» Adrián Rodríguez Miranda, Pablo Galaso, Sebastián Goinheix, Camilo Martínez. (ver aquí)